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Aya Ben Hamdouch protagonizó el momento estelar del sorteo.

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Aya Ben Hamdouch protagonizó el momento estelar del sorteo.

La niña de los mil euros, la estrella del sorteo

La peculiar forma de cantar los premios de la pequeña Aya Ben Hamdouch puso en pie a la platea del Teatro Real que despidió su actuación al grito de «tú sí que vales»

víctor núñez

Madrid

Viernes, 22 de diciembre 2017

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El sorteo de la Lotería de Navidad 2017 celebrado en el Teatro Real tuvo una protagonista indiscutible: Aya Ben Hamdouch y su forma de entonar los premios. En esta sala consagrada a la ópera, las ovaciones fueron para esta niña de coleta rubia y ojos pizpiretos; de baja estatura pero nombre. Cantó los premios de la quinta tabla con la fuerza y el entusiasmo de quien grita el Gordo. Por eso al final de su tarea el respetable (y hasta los miembros de la mesa directiva, algo insólito) la despidieron con olés y aplausos. «Tú sí que vales», le gritaron a coro.

La tabla que le tocó estuvo marcada desde el principio por los esfuerzos de la pequeña para llegar a introducir las bolas en los alambres. Dada su estatura, tenía que estirarse sobre la mesa y alargaba el tradicional canto de «mil euros» para poder hacer la maniobra. Esto ralentizaba el ritmo del sorteo y un funcionario de Loterías se le acercó para darle indicaciones. Pero ella contaba con el apoyo del público presente, que entre risas cómplices rompió en aplausos y la jaleó.

Charo Rodríguez, la profesora de Aya, cuenta que la niña «no era muy consciente» de la particular forma de cantar esos «miiiiiiiiil euros» de la pedrea que sedujeron al público. «Me preguntó por qué la gente se reía y comentaba. Acabo de hablar con Aya y creo que no ha sido muy consciente de lo que pasó», aclaró. Así, sin percatarse, Aya se convirtió en la estrella indiscutible del sorteo de la Lotería de Navidad 2017. Ha sido bautizada como «la niña de los miiiil euros».

Chiquito y la ilusión por el sorteo

Entre el público entregado se encontraban Jesús, Juan y Michel, tres amigos madrileños de rostro cincelado por el tiempo, que llevan un promedio de 20 años viniendo. Llegaron para ser los primeros de la larga fila que se forma para entrar a presenciar el evento con el que España comienza las fiestas navideñas. Esta madrugada se pusieron su disfraz (de Fernando VII, Señor Fiscal y Chiquito de la Calzada, respectivamente) y cuando los guardias de seguridad abrieron las puertas del recinto, sus sonrisas eran para enmarcarlas. Tardaron un poco en ocupar sus butacas porque antes se encargaron de contar su hazaña a la prensa.

Quienes se dieron prisa en sentarse a media platea («para ver a la perfección») fueron tres mujeres de Castellón (Valencia) disfrazadas de árbol de Navidad, luces incluidas. “El año pasado vinimos vestidas de amarillo y cayó el 13. Esta vez hemos decidido apostar por el 25 y compramos 10 décimos con esa terminación. Y fijo que nos toca, oye”, dice Esperanza, que se puso en la cola el jueves a las tres de la tarde, mientras se alisa los volantes verdes que tiene en los brazos.

Había pasado una hora cuando cuatro loteras de la Puerta del Sol se quedaron dormidas en sus asientos aterciopelados. De pronto, una de ellas abrió los ojos con disimulo y sonrió. ¿Cómo han ido las ventas este año? “Ay, niño, pues este año las ventas han ido muy mal, la verdad, muy flojas”, atinó a decir entre bostezos y enseguida volvió a cerrar los ojos, como diciendo ‘ya me despertará la algarabía en el momento en que canten el Gordo.’

Muy despiertas, en cambio, estaban dos filas atrás Marisa y Lidia, dos amigas de Utrera (Sevilla) que asisten por primera vez en directo al sorteo. Están disfrazadas de astronauta, en homenaje al anuncio de este año, dirigido por Alejandro Amenábar. “Marisa soñaba con venir y se puso muy pesada y le dije ‘¡pues vamos!’ y aquí estamos porque hemos venío. Tenemos un décimo compartido. A ver si toca”, suelta Lidia, mientras se pone de pie para lucir su atuendo espacial, con el escudo de la Nasa y la bandera de Andalucía en el pecho.

Intentó eclipsarlas una pareja ataviada como Don Juan y Doña Inés, los célebres personajes de Zorrilla. «Hemos venido de carrerilla / a ver el sorteo y, de paso / a darnos un paseo por la villa / Mira el cielo: / ¡qué maravilla!», exclama Doña Inés con voz impostada. «¿No es verdad, ángel de amor / que en este Teatro Real / más pura la bola brilla / y si nos toca, mejor?» responde Juan.

Los niños de San Ildefonso siguen con su mecánica labor, pero el patio de butacas, ajeno a la resaca electoral, es un hervidero de murmullos y risas. Cuando a las 11:55 el alambre número 10 de la sexta tabla arroja el Gordo: «¡¡¡71198, cuatro millones de euros!!!» Todos miran sus décimos pero no hay ningún agraciado. La mamá de Daniela de León, que cantó el gordo, se levantó a aplaudir llena orgullo. «Mi niña deseaba mucho este momento y se preparó para hacerlo lo mejor posible. Estaba nerviosa, pero ha cantado lo mejor», dijo corriendo ya en busca de su niña.

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